Morelia, Mich., Domingo, 15 de Diciembre de 2024

Sección:Kiosko Global

Se vende esclava por cien euros

Por: El Mundo

Madrid.- Una nueva oferta de trabajo llega a un pueblo de Tailandia, Camboya o Vietnam prometiendo una vida mejor en Europa, donde dicen que el hambre ya no existe, o en la capital de sus países, en las que les aseguran un techo y un salario. El anuncio suele llegar de un agente profesional o de alguien cercano a la familia. En el país de origen, las cosas no pueden ir a peor y la promesa de futuro para sus familias hace que cientos de mujeres y hombres acepten. Tras cruzar la frontera de su país, pierden sus derechos, su identidad e incluso, dejan de ser dueños de su cuerpo. Tras una odisea por distintos países y fronteras, llegan al lugar de destino, donde nada es como les prometieron. Trabajarán como prostitutas, empleadas del hogar o pescadoras siete días a la semana hasta 13 horas por jornada. Dormirán en habitaciones sin ventilación ni luz suficiente y cuando cometan un error, se les encerrará en una habitación después de insultarles y agredirles.

    Una nueva oferta de trabajo llega a un pueblo de Tailandia, Camboya o Vietnam prometiendo una vida mejor en Europa, donde dicen que el hambre ya no existe, o en la capital de sus países, en las que les aseguran un techo y un salario. El anuncio suele llegar de un agente profesional o de alguien cercano a la familia. En el país de origen, las cosas no pueden ir a peor y la promesa de futuro para sus familias hace que cientos de mujeres y hombres acepten. Tras cruzar la frontera de su país, pierden sus derechos, su identidad e incluso, dejan de ser dueños de su cuerpo. Tras una odisea por distintos países y fronteras, llegan al lugar de destino, donde nada es como les prometieron. Trabajarán como prostitutas, empleadas del hogar o pescadoras siete días a la semana hasta 13 horas por jornada. Dormirán en habitaciones sin ventilación ni luz suficiente y cuando cometan un error, se les encerrará en una habitación después de insultarles y agredirles.
    Maltrato físico fisiológico

    El 99,9 por ciento dieron sus sueños por rotos cuando se encontraron con unas condiciones para vivir infrahumanas en sus lugares de destino. Las víctimas confesaron tener "muy pocas o ninguna pausa para descansar" (56,1 por ciento), vivir o dormir en habitaciones en situación de hacinamiento (44,6 por ciento) o ser obligados a dormir directamente en el suelo (36,4 %). Además, alrededor de 19,5 por ciento estuvieron "encerradas en una habitación". La violencia es habitual en el mundo de la trata. Casi la mitad de los hombres (49,3 por ciento) y más de la mitad de las mujeres adultas (60,0 por ciento) hablaron de experiencias de violencia sexual y física en el lugar de destino. La cabeza, el estómago y la espalda eran las zonas donde aún sufrían las consecuencias de las lesiones

    All maltrato físico y las condiciones de vida pésimas le siguen las secuelas psicológicas, que casi nunca son atendidas por las instituciones. Tanto dentro del circuito de la trata como fuera, las víctimas presentan cuadros de ansiedad (42,8 por ciento), depresión (61,2 por ciento) y estrés post-traumático (38,9 por ciento). Las consecuencias mentales hacen que la vida diaria sea difícil. Hasta uno de cada seis participantes (14,9 por ciento) habían tenido algún pensamiento suicida durante la semana anterior a la entrevista con los profesionales.

    Las mujeres: Prostitución y venta como esposas

    La trata es la esclavitud del siglo XXI. Mientras en Asia el tráfico de personas se destina también para la explotación laboral, en Europa la prostitución es la actividad prioritaria. De los 15 sectores laborales que Anesvad exploró para el estudio, la explotación sexual suponía 32,4 por ciento de las víctimas. Todos excepto uno de los entrevistados eran mujeres.

    La ONG ha querido hacer una mención especial a un tipo de explotación que hoy permanece oculta: la venta de niñas y mujeres como novias o esposas, entre las que los niveles de violencia suelen ser altísimos, alcanzando el 88,5 por ciento. Estas jóvenes eran obligadas a trabajar en agricultura, limpieza y las tareas domésticas. 

    Las mujeres son especialmente vulnerables a la violencia sexual. Muchas eran violadas por los agentes que las llevaban de país en país y en sus hogares se convirtió en algo cotidiano. Estas agresiones se producían por parte de su marido (77,1 por ciento), un cliente (69,2 por ciento) o el personal de seguridad (40,9 por ciento).

    Los abusos hacia las novias y esposas no solo se limitan a la intimidad del hogar. Las jóvenes también eran víctimas del trabajo sexual (58,4 por ciento) o sus maridos las destinaban a tareas como el karaoke o el entretenimiento (6,7 por ciento) y la mendicidad callejera (6,4 por ciento). Hasta un 92,5 por ciento no sabían antes de llegar que iban a ser obligadas a casarse.

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