Morelia, Mich., Domingo, 15 de Diciembre de 2024
Sección:Kiosko GlobalDoha no toca techo
Por: Expansión.com
Doha.- Cualquier noticia sobre Doha tiene una esperanza de vida más corta de lo normal porque al instante se generará otra mayor. Así, el edificio más espectacular es sustituido al poco tiempo por otro más impresionante, el nuevo proyecto hotelero se queda obsoleto frente al que acaba de llegar y el lujo queda enterrado por el megalujo. Y es que Doha no toca techo.
Viajar ahora a la capital de Qatar es ir al pasado de Dubái, su homónima en Emiratos Árabes, antes de que ésta se convirtiera en el icono del turismo que es hoy. Porque a Doha, con una fisionomía similar basada en los rascacielos y el desierto, aún le queda mucho recorrido para llegar a ser Dubái. Si acaso es lo que pretende, porque por ahora su vista se fija en lucir esplendorosa en el Mundial de Fútbol de 2022.
Más allá de los nuevos estadios -donde destaca la futurista propuesta de Zaha Hadid- los proyectos de toda índole se multiplican. Como el Katara Plaza, un centro comercial de 38.000 metros cuadrados previsto para el año que viene y que albergará en parte de su espacio las Galeries Lafayette.
Los nuevos hoteles son un atractivo más. Esperadísima fue la apertura del Marsa Malaz Kempinski en The Pearl, y el grupo español Meliá acaba de anunciar un nuevo hotel bajo su marca ME para 2017.
Preservar la tradiciónEntre el skyline se erige la tradición, un legado que Qatar pretende preservar a toda costa y que sus vecinos Emiratos Árabes han olvidado con frecuencia.
La historia del país tiene acento portugués, otomano y hasta británico -fue un protectorado inglés de 1913 a 1971-. El viajero no puede pasar por alto un paseo por la Corniche, una escapada a algunas de sus playas y una visita al Souq Waqif, un zoco muy diferente a los que encontrará en Estambul o Marrakech. Aquí el alboroto se sustituye por una calma y una pulcritud inusual en cualquier mercado árabe. Es como un decorado preparado para la foto. Algo similar sucede en el complejo arquitectónico que alberga la mezquita y el anfiteatro construido con mármol de Carrara. La copia es el método de construcción en Qatar: una réplica de la Mezquita Azul de Estambul, otra de la Torre Agbar de Barcelona...
El Museo de Arte Islámico sí que puede considerarse único. Espectacular es su silueta, firmada por Ieoh Ming Pei, el mismo arquitecto que el de la pirámide del Louvre. Sus vistas desde el interior al skyline de la ciudad y su colección, que data desde el siglo VII al XIX, hacen el resto.
El desierto es el corazón de este país con poco más de dos millones de habitantes y, dicen, 60 millones de coches. En un 4x4 podrá disfrutar de una de las atracciones más populares entre locales y turistas: un recorrido por la dunas que incluye maniobras no aptas para los buenos conductores. Los niveles de adrenalina se equilibran ante un espejismo, ver agua en el desierto. La estampa del mar del Golfo Pérsico con la frontera de Arabia Saudí al fondo es realmente fotogénica.
Tanto como lo son los dhow, la embarcación típica con la que se extraían las perlas y que ahora usan para el turismo. Porque eso es lo que Qatar sabe hacer muy bien: convertir su historia en una bonita postal.