Morelia, Mich., Viernes, 27 de Diciembre de 2024
Sección:CulturaQue el periodismo descanse en paz: Umberto Eco
Por: HUFFINGTON POST
Los Angeles.- El nuevo libro del escritor italiano, Número Cero, estará a la venta el 9 de abril.
Aquí una reseña de Guillermo Rodríguez
Colonna tiene 50 años y una extraña petición entre manos: liderar la redacción de un nuevo diario llamadoDomani que, en realidad, jamás verá la luz y que sólo servirá para presionar, desinformar, difamar, manipular y (sobre todo) chantajear a las altas esferas del poder a base de noticias que no tienen por qué ser verdad y que siempre siempre tienen que herir. Colonna dirigirá un equipo de periodistas venidos a menos que ven en el lanzamiento de Domani una opción para redimirse de sus pecados profesionales, ignorantes todos de que viven en una farsa. Pese a ello comienzan a trabajar en prototipos de lo que debería ser el futuro periódico: números cero repletos de ideas e historias que, en algunos casos, llegan demasiado lejos.
¿Por qué se habla tanto de este libro?
Lo escribe Umberto Eco y, sólo por eso, la cobertura del lanzamiento ya está garantizada en buena parte de los medios de comunicación (como este) y portadas en los principales suplementos culturales. Al fin y al cabo se trata de la nueva obra del autor que elevó la categoría del best-seller al lograr con El nombre de la rosa que millones de personas leyesen un mamotreto de intriga con sus decenas de páginas en latín. Este libro es esperado porque se sale de la densidad de sus novelas precedentes y porque habla del periodismo entendido no como mero difusor de información, sino como elemento clave para conseguir poder. Cueste lo que cueste.
¿Quién lo escribe?
Umberto Eco (Alessandri, 1932) es probablemente el escritor italiano vivo más popular de la actualidad. Profesor, semiótico, y autor del best-seller El nombre de la rosa, ha escrito también El péndulo de Foucoult , La isla del día de antes, Baudolino, La misteriosa llama de la reina Loana y El cementerio de Praga.
Pero Eco no es solo un escritor o un profesor. Es un intelectual con todas las letras. Según recoge la entrada de Wikipedia, el italiano es miembro del Foro de Sabios de la Mesa del Consejo Ejecutivo de la Unesco y Doctor Honoris Causa por treinta y ocho universidades de todo el mundo, entre ellas, la Universidad de Lieja (1986), la Universidad Complutense de Madrid (1990), la Universidad de Tel Aviv (1994), la Universidad de Atenas (1995), la Universidad de Varsovia (1996), la Universidad de Castilla-La Mancha (1997), la Universidad Libre de Berlín (1998), la Universidad de Sevilla (2010) y la Universidad de Burgos (2013).
Nuestra opinión:
Umberto Eco hace en Número de cero las veces de cirujano que coloca al periodismo en la mesa de operaciones. Lo disecciona lentamente, sí, pero en vez de despojarlo de los tumores malignos que lo están liquidando, se los muestra al lector, los vuelve a colocar en el mismo lugar y procede a cerrar el cuerpo enfermo. Conocemos, ahora mejor que nunca, los síntomas que están aniquilando a la profesión. Porque, una vez leído Número cero, el periodismo solo puede concebirse como una profesión putrefacta, a años luz de aquel "el mejor oficio del mundo" que loó García Márquez. La novela, en fin, ejerce de ignominioso espejo en el que se refleja lo malo y lo peor de la profesión.
Efectivamente, Eco nos enseña los despojos de lo que fue el periodismo mientras se fuma un puro.
La obra es sublime en los capítulos destinados a desnudar y denunciar los vicios de la profesión: cómo manipular sin que se note, cómo presionar y chantajear sin tener ningún elemento real de presión, cómo reírse, en definitiva, del lector que tan sólo pretende informarse de lo que ha pasado, contextualizar su realidad y encontrar guías que le permitan entender qué pasará.
Número cero, tal vez la novela de Eco que se lee con más sencillez, se pierde en exceso en asuntos menos interesantes como las elucubraciones sobre la no-muerte del dictador Benito Mussolini o, peor aún, en el listado pormenorizado con las ventajas y desventajas de comprar determinados vehículos. Páginas de más que no ensombrecen un buen relato —tal vez demasiado afectado de cultismos— que golpea al lector y logra lo que el autor persigue: agitar, hacer reflexionar y, hasta cierto punto, estimular a concluir que el mundo da asco. Al menos el del periodismo.